lunes, 20 de abril de 2009

15 años sin Cobain





En abril de 1994 desaparecía uno de los ídolos del grunge más importante en la historia de este estilo. Hablamos de Kurt Cobain, líder y centro espiritual de Nirvana que, infeliz en lo alto de su carrera, se pegó un tiro tras inyectarse una sobredosis de heroína y acabó siendo víctima de su propio éxito.

Aunque todavía existen multitud de teorías sobre sus últimos momentos, su trágico final a los 27 años le consagró como leyenda después de una corta pero intensa carrera discográfica al frente del grupo Nirvana, que irrumpió en el panorama internacional con su segundo álbum, Nevermind (1991). "Hace años que no me emociono con nada; me siento culpable desde hace mucho tiempo", indicó el artista en una nota póstuma.

El grupo procedente de Washintong protagonizó una escalada meteórica desde sus inicios por las listas musicales, y acabó convirtiéndose en la voz propia de una “Generación X”. La banda recogió la esencia del desencanto desgarrado del grunge, movimiento al que pertenecen bandas como Pearl Jam, Alice in Chains o Soundgarden.

Nirvana debutó en 1989 con Bleach (álbum no muy conocido). Pero tuvieron que pasar 2 años para conseguir su gran popularidad con la publicación del álbum Nevermind y con la canción Smells like teen spirit, tema que se convirtió en el himno adolescente de la época. Ya en 1994 realizaron el conocido MTV Unplugged In New Cork y comenzaron su gira por Europa, aunque tras 16 conciertos Cobain comenzó a sentirse mal y la canceló.

Años más tarde el Kurt Cobain protagonizó un intento de suicidio en un Hotel en Roma, ingiriendo 60 pastillas de un potente narcótico. El artista se recuperó milagrosamente, aunque sólo para intentarlo años más tarde y esta vez con éxito en su residencia de Seatle. En su nota póstuma citó las presiones de la fama, su permanente dolor de estómago y la tristeza por no ser capaz de disfrutar más de la música, como motivos para quitarse la vida.

Beneficios post mortem

Más allá de los gustos musicales, su talento ha demostrado ser rentable, incluso después de su fallecimiento. En 2006, según la revista Forbes, Kurt Cobain se convirtió en el artista desaparecido más rentable del año, relegando a un segundo puesto al Rey del Rock, Elvis Presley. En ese año el artista americano obtuvo 50 millones de dólares, entre reediciones de discos y demás merchandising de la banda.