La creación de un nuevo paradigma cultural para el arte y la era globalizada actual es el mensaje que el chino Cai Guo-Qian pretende trasmitir en ‘Quiero creer’, una exposición que el Museo Guggenheim de Bilbao alberga hasta el próximo 6 de septiembre y que recoge 50 obras de todas las que el artista ha creado desde 1980. Esta retrospectiva, de gran éxito en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York y en el Museo Nacional de Arte de China en Pekín, exhibe los dibujos con pólvora, proyectos de explosión, instalaciones a gran escala y proyectos sociales con los que el artista oriental ha conseguido el reconocimiento internacional.
La transformación, el gasto de material y la conectividad son los temas centrales de las piezas recogidas en ‘Quiero creer’.
Cai Guo-Qian, nacido en 1957 en la ciudad costera de Quanzhou en el sudeste de China, impregna sus obras del idealismo socialista que predica y de su experiencia cultural, destruyendo así tópicos como Oriente versus Occidente, tradicional versus contemporáneo, centro versus periferia.
Esta mezcla de impresiones desarrolla ese paradigma cultural que el artista chino propone para el arte y la era globalizada actual en esta exposición. En definitiva, ‘Quiero creer’ tiene un doble objetivo: tratar los temas centrales de la muestra y exhibir una nueva forma de arte.
La comisaria de la muestra, Alexandre Munroe, explica que “el título de la exposición se refiere a la constante proposición que Cai hace a los espectadores: creer o pensar en otros sistemas alternativos de arte”.
Cai Guo-Qian, que trabajó para las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de 2008, utiliza diversas herramientas para conseguir trasmitir su mensaje a los espectadores.
Es el caso de los dibujos con pólvora, proyectos de explosión, instalaciones a gran escala y proyectos sociales con los que el artista sobrepasa las técnicas artistas convencionales. La obra de Guo-Qian es toda una vanguardia.
Dibujos con pólvora
Cai Guo-Qian se caracteriza principalmente por sus dibujos con pólvora, originalmente inventada en China como “elixir de inmortalidad”.
Esta sustancia cambió el curso de la tecnología militar y los fuegos artificiales han sido desde antaño utilizados en celebraciones y también para ahuyentar los malos espíritus. Cai hace visible la identificación de la pólvora con China y su originario uso medicinal, así como con la violencia contemporánea.
'Sombra: oración de protección, 1986’ plasma el interés de Cai Guo-Qian por las situaciones bélicas. El tema de este dibujo es la masacre que produjo la bomba atómica en la ciudad japonesa de Nagasaki. Cai otorga mayor importancia a la pólvora que a la pintura de sus dibujos. “La pólvora transmite la esencia del fuego y de la luz. Frente a eso, la pintura no tiene capacidad alguna”, explica.
Proyectos de explosión
Este artista oriental comenzó en 1989 utilizar pólvora y mecha para crear explosiones públicas al aire libre.
Las primeras obras tenían una duración de entre uno y quince segundos. Actualmente, Cai crea explosiones aéreas con la ayuda de pirotécnicos profesionales. Lo más reciente utilizado por Guo-Qian en esta técnica ha sido el empleo de ordenadores para crear una iconografía más elaborada en sus explosiones, cuyos efectos llegan a durar hasta veinte minutos.
Los proyectos de explosión suelen ser encargos de museos, bienales de arte o agencias estatales o internacionales, como la de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
‘Huellas de la historia: proyecto de fuegos artificiales para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos Beijing, 2008’ fue creada para las olimpiadas de 2008 en Pekín. Guo-Qian diseñó una secuencia de veintinueve pisadas que surcaron el cielo de Beijing tras la cuenta atrás del inicio de los juegos olímpicos, desde el río Yongding hasta llegar al Estadio Nacional, también conocido como el Nido.
Estas huellas simulaban las pisadas de un gigante que caminaba a través de la historia china en su recorrido hacia las Olimpiadas. La última pisada se posó sobre el Nido y allí estalló una espiral de estrellas centelleantes que descendió al suelo y formó el emblema olímpico con los cinco aros de luz.
Instalaciones
Las instalaciones de Cai Guo-Qian representan los signos y símbolos de la cultura china y ponen de manifiesto la dialéctica entre la historia local y la globalización.
Una de sus instalaciones más espectaculares es ‘Inoportuno: primera etapa’, simboliza el interés que Guo-Qian presta a la tecnología bélica y a las fuerzas cíclicas. Esta instalación se compone de ocho coches Chevrolets blancos modelo Metro LSI Sedán que recrean la explosión de un coche suspendido en el aire. Cada coche representa un momento de dicha explosión. De los vehículos salen unas varillas de luces intermitentes simulando llamaradas.
El artista elige un coche estadounidense de forma deliberada. Antiguamente, el coche era un símbolo del poderío industrial de EE.UU de libertad y de la seguridad de la unidad familiar americana. Visto como arma antiliberal para el artista, se ha convertido en un símbolo amenazante.
Los visitantes de ‘Quiero creer’ podrán disfrutar de la primera exposición individual que el Guggenheim dedica a un artista chino.
Dónde: Museo Guggenheim de Bilbao: Avenida Abandoibarra, 2. 48001. Bilbao
Cuándo: Hasta el 6 de septiembre, de martes a domingos de 10 a 20h. Lunes cerrado. En julio y agosto abren todos los días de 10 a 20h. La taquilla cierra media hora antes del cierre del museo.
Precio: las tarifas varían en función de la programación artística. Durante los cambios de exposiciones y debido al cierre de salas, se aplican tarifas reducidas. Adultos, entre 8 y 13 euros; jubilados y estudiantes menores de 26 años, entre 5 y 8eruros; menores de 12 años acompañados, gratis.
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