lunes, 18 de mayo de 2009

Una fotografía es arte cuando expresa una emoción.

Araceli Rodriguez Mateos, profesora titular interina en la Universidad Rey Juan Carlos en el departamento de Ciencias de la Comunicación, imparte las asignaturas de Historia del Cine Informativo y Documental, Historia de la Fotografía e Historia de la Publicidad. Hablamos con ella para que nos cuente aspectos relevantes relacionados con el mundo de la fotografía.

P: ¿Como ha ido evolucionando la fotografía con el paso del tiempo?

R: Aunque el deseo por captar y fijar imágenes de la realidad es muy antiguo, hasta 1839 no se patentó un método que lo hacía posible: la daguerrotipia. Desde entonces hasta ahora, el invento ha experimentado una notable evolución tecnológica, marcada primero por los avances ópticos y químicos, y después por las tecnologías digitales. Cada avance en ese recorrido emocionante ha determinado en buena parte las posibilidades expresivas y los usos sociales de la fotografía. Así, el estatismo del retrato y los paisajes naturales o urbanos que advertimos en las primeras décadas se debe a que el tiempo de exposición necesario no permitía capturar el movimiento en un punto de su desarrollo. La posibilidad de la instantánea, a partir de la década de 1870, amplió la dimensión de lo fotografiable y, por tanto, su capacidad expresiva.
Otro ejemplo, hasta finales del siglo XIX, la toma de imágenes estaba restringida a los iniciados -profesionales o una elite de aficionados instruidos- en los complejos misterios del daguerrotipo, el calotipo, la manipulación del colodión húmedo o de las placas de gelatina-bromuro, por citar los procesos con más éxito sucesivamente empleados. Entonces Kodak sacó a la venta sus cámaras cargadas con un rollo de celuloide preparado para varios disparos y se extendió el fenómeno de la fotografía amateur. Era tan fácil de usar que incluso comercializó un modelo para niños: "You press the bottom, we do the rest", decía su publicidad.
Su vinculación a la prensa también está determinada por esos avances tecnológicos. Fueron las míticas Leica, Rolleiflex y Ermanox, más ligeras y manejables, las cámaras que verdaderamente permitieron explorar la gran capacidad comunicativa del medio en el periodo de entreguerras. Con ellas, los fotógrafos empezaron a buscar la imagen de la noticia y las revistas gráficas quisieron contar la actualidad con reportajes que también apelaban a la reflexión y a la emoción. Por no hablar de su aplicación publicitaria y el avance estético que supuso en ese campo. Lo importante es que esa contribución no sólo ha determinado el modelo informativo y la fisonomía de la prensa moderna, sino que también ha influido en la conformación de nuestra cultura visual.

P: ¿Cómo se encuentra el campo de la fotografía en la actualidad?
R: La fotografía vive ahora otro paso evolutivo que marca la transición entre la tecnología analógica y la digital. Hace poco se dejó de fabricar la Polaroid, cámara con ecos nostálgicos donde las haya, para desconsuelo de sus seguidores. Señalo esto porque es un indicio claro no ya del domino efectivo de lo digital, sino del precio que éste supone: la desaparición, en opinión de muchos, de un modo de hacer, entender y apreciar la fotografía.
Cada uno tendrá sus preferencias, pero lo cierto es que el negocio está mutando y será el mercado el que determine la deriva de la tecnología analógica. En cualquier caso, el panorama ya es otro pero lo importante es que no afecta, en lo esencial, a consideración de la fotografía como un medio artístico y comunicativo. A partir de ahí, hasta ahora, la influencia mayor de lo digital ha consistido en modificar las prácticas profesionales, sobre todo en prensa y publicidad, y alentar el uso frecuente de la fotografía en el ámbito privado. Cualquier individuo con teléfono móvil tiene hoy la oportunidad de tomar imágenes y así construye y comparte con su red social su memoria de vivencias, lugares y personas. A ese nivel, podría decirse que la fotografía está más presente que nunca en nuestra vida cotidiana.

P: En el momento en el que nos encontramos, ¿qué salidas puede tener una persona que estudie fotografía?
R: Varias, afortunadamente. Una de ellas es trabajar en el estudio de un profesional y la aconsejo, por un tiempo, porque supone un aprendizaje práctico de primera. A partir de ahí, el campo con más posibilidades es el de la comunicación, bien sea la información gráfica, la publicidad o el cine. Conviene no cerrarse puertas, experimentar y asimilar conceptos visuales en distintos medios. Los planteamientos de la foto fija en una película, de la fotografía de moda o de un reportaje de actualidad son bien distintos pero es bueno conocerlos porque ayudan a conformar una mirada personal. Lo digo para que no se devalúen los trabajos "alimenticios" fuera de la senda que el fotógrafo quiere seguir. Lo importantes es desarrollar paralelamente, proyectos personales, ya sean artísticos o documentales. Así se han hecho un nombre todos los grandes fotógrafos.

P: En su opinión, ¿qué hace que una fotografía sea arte?
R: Que no se limite a testimoniar un instante de la realidad, sino que tenga una vocación expresiva más allá, emergente de la forma de entender el mundo de su autor. Es una imagen de gran sentido plástico que transmite una idea o una emoción, evoca, conmueve y también conmociona. En este terreno, como en el arte en general, la dimensión creativa lo es todo.

P: En su opinión, ¿una buena fotografía se busca o se encuentra?
R: Se busca, siempre. Los maestros de la fotografía siempre lo han dicho. El fotógrafo tiene que entrenar su mirada para reconocer aquello que le interesa y saber captarlo con un estilo personal. Ante un acontecimiento tiene que capturar lo realmente significativo y, si cuenta una historia, tiene que saber construirla. Así que detrás de una instantánea valiosa, incluso de las fortuitas, hay siempre mucho trabajo.

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