El pasado día 23 de abril los Premios Ortega y Gasset de Periodismo Gráfico reconocían como mejor información gráfica la instantánea realizada por el hijo mayor del ex presidente del Gobierno, Adolfo Suárez Illana.
Este premio ha suscitado un debate entre los que consideran que un premio de fotografía no se puede conceder a un “no profesional” y los que entienden que no importa quién haya disparado, sino la información que aporta la imagen.
Lo cierto es que la situación se puede plantear como un ejemplo de intrusismo profesional. A menudo muchas personas, incluso algunos medios de comunicación, critican este intrusismo. Por ello, no se puede considerar oportuno que se le entregue un premio de esta categoría a alguien que realmente no es fotógrafo.
Alfonso Suárez Illana reconoció en declaraciones a una entrevista para el diario El País que se considera un “intruso” en un mundo de “excelentes profesionales”. Es decir, él mismo es consciente de que no se le debería haber concedido este premio porque no es un experto como los que se ganan la vida con la fotografia.
"Sé que se premia algo más importante: la Transición, una época que ha sido muy importante en la vida de este país, representada en su majestad y en mi padre", indicó Illana. Por tanto, se galardonó a la historia, no a la fotografía.
La imagen de Illana expresa un gran sentimiento y complicidad, un guiño a la historia de España, pero en este tipo de galardones no sólo se premia la expresividad de la imagen, sino su calidad, preparación y objetivo que cualquiera de las otras fotografías profesionales seleccionadas cumplían y la del hijo de Adolfo Suárez no, porque no es un experto.
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