miércoles, 27 de mayo de 2009

14 años de formación merecen un reconocimiento



Culturactual entrevista a Miguel Baquero, estudiante universitario y próximamente titulado superior en trompa. Este inquieto estudiante nos resuelve algunas de nuestras dudas sobre esta carrera tan laboriosa y duradera. ¿La música está al alcance de todos?


¿Qué te llevó a estudiar la carrera de música?
Todo comenzó con una recomendación de la profe de música del cole a mis padres: les dijo que yo tenía oído, y que sería bueno, que me apuntasen al conservatorio. Yo no sabía muy bien de qué iba todo esto, así que cuando mis padres me preguntaron si me apetecía estudiar música –me avisaron de que sería como “un segundo cole”- les dije que sí… para mí, empezó siendo una actividad extraescolar más –algo más dura que kárate, eso sí-, pero poco a poco fue ganando protagonismo en mi vida…y hasta hoy.
¿En qué consiste la carrera (duración, instrumentos, exámenes para pasar de curso…)?
La carrera completa de instrumento son catorce años: cuatro de grado elemental (“el colegio”), seis de grado medio (“el instituto”) y cuatro de grado superior (“la universidad”). En todos los cursos hay exámenes trimestrales, y al final de cada grado hay una prueba para pasar al siguiente, en la que compites con tus compañeros –las plazas son limitadas-. En cuanto a los instrumentos, hay un abanico enorme para elegir, pero no todos los conservatorios ofertan los mismos, y no siempre hay plazas para el que uno quiere.
¿Qué limitaciones te encontraste a la hora de ejercer esta carrera (Económicas, falta de tiempo...)?
Al principio hay que hacer un esfuerzo económico muy importante, porque los instrumentos son caros y es necesario comprarse uno propio. La falta de tiempo y la dificultad para compaginar la música con otros estudios es, en mi opinión, otra de las grandes limitaciones. Además, hay que tener en cuenta las limitaciones personales: no todo el mundo tiene las mismas cualidades para tocar un determinado instrumento, y es muy habitual que surjan problemas como el miedo escénico – ¡uno de nuestros grandes enemigos!-.
¿Qué salidas tiene estudiar esta carrera? ¿Se puede vivir de la música?
El mundo de la música es muy competitivo. Se puede vivir de la música, claro, pero hay que tener cuidado con las expectativas: sólo unos pocos, los mejores y los más esforzados –en general, aunque no siempre sea así- acaban tocando en las grandes orquestas o actuando como solistas. Pero, además de grandes figuras, también hacen falta profesores en conservatorios, colegios e institutos, escuelas y academias… Y siempre tiene uno la posibilidad de hacer “bolos” –actuaciones puntuales-, o de crear su propio conjunto y dar conciertos…
¿Cómo está el nivel en los conservatorios españoles? ¿Podemos decir que nos encontramos por la cabeza a nivel mundial?
No, en absoluto. En realidad, el nivel de un determinado instrumento en un conservatorio depende mucho del profesor que lo imparte, y en España hay profesores muy buenos… y también los hay muy malos. Además, tenemos la enorme desventaja de que el grado superior no está integrado en la universidad –como sí ocurre en la mayoría de los países. En general, podría decirse que en España hay muchos buenos músicos con ganas de dar lo mejor de sí mismos, que encuentran muchos obstáculos para desarrollar todo su potencial porque no se invierten los recursos necesarios para ello…y al final muchos acaban yéndose a estudiar y a trabajar al extranjero.
¿Es la música clásica compatible con los jóvenes?
Claro que es compatible. Mucha gente tiene la idea de que la música clásica es algo aburrido, rancio y anticuado… no es así. La llamada “música clásica” comprende en realidad muchos siglos de historia e infinidad de estilos; tantos, que es imposible que uno no encuentre no una, sino cientos de obras que le hagan disfrutar. La gran diferencia entre la llamada música clásica y ciertos otros tipos de música, es que la primera hay que escucharla con atención, pararse un momento a reflexionar acerca de ella, porque seguramente encontraremos un montón de sutilezas, detalles y matices que de otra forma nos perderíamos. Y hay que entender que los distintos tipos de música no son excluyentes: no se trata de pedir la Novena de Beethoven un viernes por la noche en la discoteca -igual que no esperaríamos escuchar una sesión de techno-house en el Teatro Real- sino de ser capaces de escuchar, valorar y enriquecernos con la música –con toda la música- sin rechazarla de antemano.
¿Qué te llevó a escoger la trompa como tu instrumento?
Durante las pruebas de acceso al grado elemental, los conservatorios suelen organizar una serie de demostraciones de los distintos instrumentos para que los niños los conozcan y –si es que no lo tienen muy claro ya- puedan elegir con un poco más de criterio. En mi caso, me gustaron la viola, la trompa y el clarinete, y esos fueron los que puse en mi lista de preferencias. Después de algunas pruebas de aptitud con los profes de cada especialidad, me dieron la trompa, y con los años he ido apreciando cada vez más la belleza del instrumento.
Aconséjanos un concierto para este mes.
¡Uy! pues eso sí que es difícil, hay muchísimas opciones. Los precios del Auditorio Nacional y del Teatro Monumental (donde tocan la Orquesta Nacional y la de RTVE, respectivamente) son muy asequibles, y los conciertos de calidad. Si queremos asistir a espectáculos impresionantes, las óperas del Teatro Real no nos defraudarán (aunque aquí los precios son más prohibitivos y es a veces difícil conseguir entrada). Y para aquellos interesados en la música más vanguardista, el Museo Reina Sofía, a través del CDMC, ofrece conciertos gratuitos de música contemporánea (aviso: a veces, este tipo de música puede sonar “rara”).

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